CDMX, - A diferencia de la mafia del poder, el término cleptocracia define una dinámica distinta: es la institucionalización del robo. La mafia del poder es descriptiva, la cleptocracia es prescriptiva. La mafia del poder captura al Estado, la cleptocracia se vuelve el Estado, explica Jenaro Villamil en su más reciente obra Cleptocracia. El nuevo modelo de la corrupción (Grijalbo, Abril 2018).


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Además, señala, la cleptocracia, a diferencia de la mafia, transforma lo que son bienes públicos en bienes privados. La corrupción en la cleptocracia no es la excepción, sino la regla, y no es una práctica ajena a la institucionalidad sino el hecho que explica su funcionamiento.

Durante una entrevista con Revolución TRESPUNTOCERO, el politólogo comenta que a partir de una la crisis y el derrumbe en el 82 con los anteriores gobiernos -el modelo del desarrollo estabilizador que cayó con Echeverría y López Portillo- la cleptocracia, (que no es más Que una degeneración de la clase política) se derrumbó y resultó una nueva clase política que es la ‘tecnocracia’, es decir, los expertos financieros, lo cual se conjugó con un nuevo modelo económico (neoliberal) y que se quedó en el país más de cuarenta años.

Sobre Salinas, el autor dice que “es el gran arquitecto del modelo no solamente de conducción política sino de un modelo de clase política, de redes de funcionarios, empresarios, intelectuales, de medios que ha sobrevivido durante sus 40 años; es el gran padrino. Alguien que está por encima de muchos otros ex presidentes por esa capacidad que tuvo de articular a la cleptocracia.

Sigue teniendo una influencia muy grande, pero ahora mismo está en confrontación incluso con los propios peñistas, esto por saber quien obtiene los mayores réditos de los negocios dentro del poder”
.

En tanto, Villamil comenta que hoy, “la clase política actual dice que López Obrador quiere imponer recetas pasadas, cuando ellos nos han recetado la misma fórmula desde hace 40 años y el país está cada vez está peor. Además, un elemento más es el ascenso del crimen organizado desde el poder y no fuera del poder, lo cual ha provocado lo que hemos vivido estos últimos años”, puntualiza Villamil.

Resalta que a partir del 2000 llegó alternancia y se observa que no solamente los cleptócratas están en el PRI, también llegaron al poder a través del PAN. Con Fox, señala Villamil, hubo una alternancia pactada, en aquel año la operación del fraude no alcanzó para evitar que llegara el PAN al poder.

En el caso de Felipe Calderón llega al poder con pactos con el PRI y “un sector muy importante del magisterio dirigido por Elba Esther, con gobernadores priistas, incluyendo a Arturo Montiel y con el gran capital del país, el Consejo Mexicano de negocios. Todos esos empresarios que hicieron la guerra sucia el 2006, donde sí hubo un fraude”.

Sobre el papel de PRD, indica que al final de cuentas cayó en las redes de la cleptocracia. Hoy en día, comenta, el PRD es un cascarón vacío, un nombre nada más que ya ni siquiera tiene a sus dirigentes históricos, a sus dos candidatos presidenciales ya los perdió. Y también a sus liderazgos más importantes, solamente quedó como membrete para negociar justamente con los cleptócratas espacios de simulación y de poder, afirma.

Jenaro Villamil asegura que el ciclo de esta cleptocracia ya se cumplió después de 40 años y dos grandes fraudes electorales; “han acabado por derrumbar y dañar los cimientos del sistema político, ahora si llega Andrés Manuel se espera que sea capaz de construir un nuevo sistema político, un nuevo régimen. Si ese es el objetivo fundamental se puede superar a la cleptocracia, claro que hay grandes riesgos porque la dinámica de cleptocracia de México es muy alta, pero es una clase política que se articula a partir de la presidencia de la República, desde arriba”.

Durante el desarrollo del presente proceso electoral, Villamil sugiere que los instrumentos de control de coerción y de compra del voto, para lograr el ascenso de Peña Nieto eran muy fuertes pero se han ido desgastando; “ahora los gobernadores se roban hasta entre ellos ya no hay una lógica de sostenimiento en el poder, autoroban bajo el riesgo de que pierdan el poder”.

El autor asegura que cada vez ve más difícil que aun con todo el dinero y los instrumentos de fraude puedan revertir la tendencia a favor de López Obrador y hacia un nuevo modelo político. Sin embargo han estado haciendo fraude desde ya, comenta, “un indicio es la legalización de la candidatura de El Bronco; hoy el papel del tribunal electoral dominado por magistrados que forman parte de esa cleptocracia con algunas excepciones, así como la configuración del INE que no ha frenado las irregularidades que provocan el desarrollo de un fraude”.

Además de la latente presencia del fraude electoral, Villamil señala que está en operación la violencia; “estamos en una de las campañas más violentas, hay más de mil ciudadanos que se negaron a ser candidatos por temor a perder su vida y ya van 92 personas asesinadas.

Esa violencia te da un indicador de que ya no es funcional ni tiene futuro esta cleptocracia. Porque si algo hace que una clase política funcione es que evita la violencia entre ellos, no dudo que hayan grupos y grandes cleptocratas que quisieran que se eliminara a Andrés Manuel, pero el costo es muy alto, mucho más alto que reconocer el triunfo de López Obrador.

“El costo de eliminar físicamente a López Obrador es muchísimo más alto que el asesinato de Colosio. Y no solamente es mucho más alto para la continuidad de ellos si llegaran a hacerle un daño físico a López Obrador, no se debe tener la menor duda que este país se alzaría en armas si eso sucediera”
.

Aunque esto último, señala Villamil, también sucedería si se comete un fraude electoral. Porque, señala, hay un nivel de molestia muy alta; “lo que observo en este 2018 es que la sociedad y diversos sectores están mucho más radicalizados que el propio Andrés Manuel, esto es por el nivel de hartazgo, molestia, decepción, coraje tan alto. No es Andrés Manuel quien provoca esa radicalización, al contrario es quien está encausándola hacia un cambio político”.

Sobre el INE, asegura que no ha logrado detener el gran salto cualitativo de la cleptocracia a la transformación de los procesos electorales en procesos de fraude económico de gran escala . Es decir, la triangulación del dinero que ya no solamente se hace para encubrir el crimen organizado o el narcotráfico, se está haciendo para encubrir el fraude electoral y la compra de votos, explica.

“Aunque esta clase política poderosa ya llegó a un punto de decadencia, ya no es eficaz. El PRI surgió como una coalición de cleptocratas en 1929, pero desde el 82 hasta la fecha ha vivido un proceso de decadencia creciente porque no logró democratizarse y mucho menos incorporar a la sociedad, entonces es el momento de la expulsión.

“En cuando a Ricardo Anaya, es el producto más acabado de esta clase que simula un rostro opositor. Es un producto de laboratorio y en ese sentido no tiene liderazgo real. No tiene credibilidad entre la enorme mayoría de los ciudadanos y tiene posibilidades solamente en la medida en que lo están inflando, no es un crecimiento real. La distancia que hay entre López Obrador y él, es mucho mayor dile que han querido emitir”
, puntualiza Jenaro Villamil.

Con información de EFE y AP



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