CDMX, - El 17 de octubre a las 14:45 horas, el gobierno mexicano intentó capturar al hijo de “El Chapo” Guzmán en su tierra, en su casa y entre su gente. La respuesta fue brutal.

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Durante más de tres horas, la capital de Sinaloa vivió una de las páginas más violentas y torpes contra el crimen organizado. Ese día, soldados y policías antinarcóticos localizaron a Ovidio Guzmán, uno de los herederos del Cártel de Sinaloa. El batallón, agachado y con el fusil en la mano, rodeó la mansión donde se encontraba el hijo del que fuera el capo más poderoso del mundo.

No habían pasado ni unos minutos desde que los militares llegaron a la residencia, cuando sonó la alarma al interior de dicha célula criminal. Decenas de camionetas pick up con hombres armados tomaron Culiacán, cuna del narcotráfico.

A doce días de la batalla, los culichis pretenden mostrar otro rostro de la ciudad fronteriza; sin embargo, los estragos del operativo aún se viven por parte de las víctimas y las familias de los soldados que fueron amenazadas ese día en sus propias casas, en la zona militar de Culiacán.

A ellos, el gobierno local les prometió protegerlos de otra posible situación de riesgo, por lo que están siendo trasladados a otros inmuebles, para convertir el lugar en un cuartel de la Guardia Nacional.

En la Unidad Habitacional Militar, localizada en la colonia 21 de Marzo, vivían al menos 140 familias alojadas en 16 edificios, y protegidas sólo por una barda y un enrejado en el acceso principal.

Durante el enfrentamiento armado —entre sicarios y militares—, los criminales sometieron a la vigilancia de la entrada, posteriormente efectuaron disparos y amenazaron a las familias.

Al día siguiente, algunos habitantes se fueron de manera definitiva. Hasta el momento se han marchado unas 60 familias. Al interior, también se encontraban oficinas de una sucursal bancaria, las cuales continúa funcionando con normalidad.

Sobre el reencuento de los daños, se ha informado que respecto a los 20 camiones incendiados, ya se revisan si tenían seguro o cómo van a cubrir los gastos; 22 negocios afectados trabajan con la Secretaría Estatal para recibir créditos y reparar los locales.

En tanto, el gobernador de Sinaloa, Quirino Ordaz, informó que se reunió con la familia de tres de las víctimas mortales: las esposas de los carpinteros, Jorge y Nicolás, así como con la viuda de Noe Beltrán, quien murió en una llantera.

Ordaz destacó que la atención es personalizada y reciben ayuda según sus particularidades.

La violenta reacción del Cártel de Sinaloa para evitar la detención de Ovidio Guzmán, dejó ansiedad y estrés postraumático entre la sociedad. Según los expertos en psicología, algunos de los habitantes no se presentaron durante varios días a sus trabajos, por el temor de sufrir otro atentado.

“Me sentía en una guerra. Duré como una semana con la inseguridad de salir a la calle, por lo que tuve que recibir ayuda psicológica”, aseveró Isela, habitante de Culiacán, en entrevista con Noticieros Televisa.

Hay quienes a pesar de haber presenciado las balaceras, todavía no acuden con especialistas.

Hace dos días, habitantes de Culiacán se reapropiaron de las calles y marcharon por “Cualiacán Valiente”, el objetivo de la numerosa manifestación fue enfrentar juntos los temores que muchos tienen después de lo vivido el 17 de octubre.

Con información de EFE y AP


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