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Sorprendentemente, sobrevivió a su horrible experiencia y, según los informes, no sufrió complicaciones a largo plazo luego de que los cirujanos del Hospital de Restauración en Recife, Brasil, extrajeron la enorme cuchilla durante una delicada operación de cinco horas.
El hombre de 34 años fue trasladado del hospital de la ciudad a la sala de una prisión donde su salud se mantuvo estable y desde entonces fue dado de alta y regresó a su celda.
Aunque identificó a su atacante como Antonio da Silva, de 27 años, Ferreira se negó a revelar la razón detrás del asalto.
Él le dijo a la policía: “Me dijeron que fuera a la celda de Antonio por otro recluso.
“Cuando llegué allí, fui apuñalado en la cabeza con el machete”.
Una imagen sombría muestra el arma hundida en el lado derecho de su cráneo a unos centímetros de su sien y cuenca ocular.
La hoja que está casi en ángulo recto con su cabeza, corta a través de un sombrero negro que ha sido empujado más arriba del machete para revelar la brutal lesión.
La sangre que gotea por un lado de su rostro ya empapó la parte delantera de su camiseta y untó sus chanclas y sus pies.
Un clip muestra el momento en que el prisionero, que fue escoltado por policías militares al hospital, se sube a la parte trasera de un vagón policial solo para darse cuenta de que corre más peligro de agravar la herida si viaja en el maletero.
Al principio, el oficial instruye al prisionero herido a que baje la cabeza al entrar, pero cuando el mango del machete amenaza con golpear el interior del techo, es evidente que se deben evitar más daños para que sobreviva al viaje en busca de atención médica.
Con información de EFE y AP
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