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“Algunos de los capturados contaron que como parte de su preparación sus ‘entrenadores’ los obligaban a asesinar a sus rivales cortando partes del cuerpo y, una vez terminaba su agonía horas después, debían descuartizarlos y comer trozos”, cuenta Semana.
En el estado de Veracruz, por ejemplo, desmantelaron otras instalaciones equipadas para enseñar técnicas de tortura y de explosivos, una de ellas tenía una capacidad para 120 personas. También encontraron otros 17 campamentos liderados por colombianos en otros estados, que pertenecían al peligroso Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
El medio cuenta que a comienzos de este año dos investigadores desaparecieron en Puerto Vallarta, Jalisco; cinco días después se conocieron videos de las torturas que sufrieron a manos de hombres encapuchados y armados. Después los encontraron descuartizados.
Las autoridades encontraron que ese crimen lo ordenó el colombiano “Mauricio Varela, conocido como ‘Manotas’, designado por el CJNG como el jefe de esa organización en Puerto Vallarta. Cuando lo fueron a arrestar, se enfrentó a tiros con medio centenar de uniformados. Quedó herido, pero sobrevivió. Varela fue sicario del cartel de Medellín y posteriormente pasó a la temida Oficina de Envigado antes de ser contratado por el CJNG”, puntualiza la revista.
Uribista habría sugerido crear una Gestapo para exterminar opositores en Tunja Sin embargo, esta no es una situación nueva. Según Semana, estas estrategias vienen desde la época de José Gonzalo Rodríguez Gacha, que en su momento envió a México 15 sicarios, liderados por un capitán retirado del Ejército, para enseñarles nuevas técnicas; e incluso muchos mexicanos del CJNG viajaron a la selva colombiana a recibir entrenamiento de las Farc.
Pero la exguerrilla no fue la única que tuvo esos contactos, pues también encuentran lugares que emplean temibles técnicas de tortura utilizadas en su momento por grupos paramilitares en Colombia, o descubren que los líderes han integrado otros grupos armados como las autodefensas y carteles desmantelados en Colombia, como ‘Los Rastrojos’. Además, combaten con ellos y escalan posiciones en la estructura criminal de los poderosos carteles mexicanos.
Un funcionario de la Secretaría de la Defensa Nacional de México le dijo al medio que “los diferentes carteles mexicanos, especialmente el CJNG, uno de los más violentos, valoran la experiencia de los colombianos. Se encontraron en algunos de los campamentos instalaciones similares a las que utiliza la guerrilla, con zanjas de arrastres, trincheras, etcétera”.
Esos contactos del crimen organizado, además, facilitan que los mexicanos, pertenecientes al cartel de Sinaloa liderado en su momento por Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán, viajen a territorio colombiano y fortalezcan sus negocios financiando bandas criminales.
Con información de EFE y AP
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