CDMX, - Nueve días después de que su padre logró, presuntamente, escapar de un operativo militar en Sinaloa, Serafín Zambada Ortiz, el menor de los hijos varones de El Mayo, alcanzó su libertad luego de cumplir la sentencia de 5 años que le impuso la jueza Dana Sabraw de la Corte Federal de San Diego, en donde el joven se declaró culpable en mayo de 2014 de conspirar para introducir 100 kilogramos de cocaína y alrededor de mil kilos de mariguana a territorio estadounidense, además de pagar una multa de 250 mil dólares en efectivo.

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Con 28 años en la actualidad, Zambada Ortiz (mayo, 1990) dijo al Gran Jurado luego de negociar con la Fiscalía Federal, que su crecimiento desde niño fue como vivir “en una jaula de oro”, debido a que él, su madre y su hermana se encontraban viviendo a salto de mata, escapando de los enemigos de su padre. Cuando estalló la guerra con los Arellano Félix, Serafín tenía apenas dos años de edad.

El 27 de agosto pasado, se realizó un operativo encabezado por la Policía Militar y la Policía Estatal en el rancho Santa Clara, ubicado en la comisaría de El Limón de los Ramos, a 20 kilómetros de Culiacán, de donde presuntamente escapó El Mayo horas antes, aunque la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), en voz de su titular, el general Fermín Hernández Montealegre, descartó que el líder del cártel de Sinaloa se encontrara en la propiedad.

De acuerdo con allegados a la familia, Serafín es hijo de Leticia Ortiz Hernández, una de las parejas sentimentales de El Mayo, y es ciudadano estadounidense ya que nació el 27 de mayo de 1990 en la ciudad de Coronado, perteneciente al condado de San Diego, California. La madre, para defender a su hijo, envió cartas de familiares a la Corte de San Diego, y lo mismo hizo Serafín, quien se dijo arrepentido ante la jueza.

Un romance de fines de los 80

Leticia Ortiz Hernández conoció a Ismael Zambada en la sindicatura de El Salado, ubicada en Culiacán, de donde ambos son originarios. Entonces El Mayo era más joven y él mismo se encargaba de coordinar viajes desde Sudamérica hasta la frontera, según cuentan quienes lo conocieron en esa época en Sinaloa. También sembraba mariguana en las inmediaciones de su ranchería y Cosalá, en donde le ayudaba Javier Torres Félix, El JT.

Para esos años El Mayo ya estaba casado con doña Rosario Niebla Cardoza, originaria de la sindicatura de Costa Rica, y quien es madre de Vicente Zambada Niebla, preso en Chicago. A fines de los 80, El Mayo y Leticia se reencontraron en Mexicali. A pesar de tener más de 15 años que ella, empezaron una relación sentimental.

De esta relación nació Serafín. Como padrinos de bautizo fungieron nada más y nada menos que Benjamín Arellano Félix y Amado Carrillo Fuentes, quienes todavía no se encontraban en disputa con El Mayo. Pero pronto estallaría la guerra entre los Arellano Félix y el cártel de Sinaloa por el control de Tijuana. Aunque de acuerdo con otras versiones, el asesinato de un compadre de El Mayo a manos de Ramón también abrió la brecha entre ambos bandos.

Serafín y su madre se retiraron a Culiacán buscando seguridad, pero la violencia los siguió. El día que cumplió 2 años un carro bomba detonó afuera de su fiesta de cumpleaños en las cercanías de la capital sinaloense, según se relata en los testimonios enviados a la Corte Federal de San Diego.

“Desde ese día, nuestras vidas nunca fueron las mismas”, dijo su madre, según los registros judiciales publicados en medios de California. “Los mismos hombres que no hace mucho defendieron a nuestros hijos en la iglesia y prometieron criarlos para ser buenos católicos ahora intentaron matarnos”.

A salto de mata

Cuando Serafín tenía 9 años, hombres armados tomaron por asalto una habitación de hotel en Mazatlán que él y su madre habían abandonado recientemente, matando a sus abuelos, tíos y tías. Los rivales del cártel de Sinaloa, los Arellano Félix, finalmente mataron a la familia de su madre, y pronto comenzó a trasladar a sus hijos de casa en casa para mantener a Serafin fuera de la escuela. Fueron acompañados por guardias armados enviados por El Mayo.

“Desde 1992 hasta el año 2000 los días fueron difíciles y sangrientos y una guerra estúpida y sin sentido donde muchas familias fueron destruidas y con mucho dolor en sus corazones”, dijo su madre en los testimonios que entregó para ayudar a su hijo.

Serafín, su madre y su hermana, Teresita Zambada, se mudaron de Arizona a Sinaloa en los siguientes años. La guerra con los Arellano Félix disminuyó a principios de la década del 2000, cuando fueron perdiendo terreno y sus huestes fueron disminuidas. En 2002, Ramón Arellano, el más violento de los hermanos, y que intentó cazar a El Mayo a toda costa, fue asesinado en Mazatlán en un tiroteo con policías ministeriales cerca de la Zona Dorada del puerto.

Inicia otra Narcoguerra

Pero años más tarde, una nueva guerra que involucró a su padre se abrió en el horizonte, y fue cuando Arturo Beltrán Leyva, El Barbas, rompió con el cártel de Sinaloa luego de la captura de su hermano Alfredo, según el Gobierno federal.

Pasado el tiempo y amainada la violencia en Sinaloa, Serafín ingresó a la carrera de Ingeniería en Agronomía en la Facultad de Agronomía de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS) donde empezó a hacer amigos e incluso a jugar futbol. Pero versiones de profesores de esta Facultad señalan que Serafín llegaba al plantel, localizado por la carretera Culiacán-Eldorado, con personas armadas, integrantes de Los Ántrax.

“Sus pistoleros entraban a las clases junto con él, llegaba a tener hasta 7 sujetos, claro que nadie podía decir nada, ni el mismo rector que estaba al tanto, ¿pero quién se atreve a decirle algo al hijo de El Mayo?”, comentó un maestro de la Facultad.

En 2010, se casó con Yamilé Torres, hija de Manuel Torres Félix, El Ondeado, y pronto tuvieron dos hijos, el primogénito un varón que lleva el nombre del abuelo y el hermano encarcelado en Chicago. Según allegados a la familia, Serafín y Yamilé más bien hacían vida social, se les podía ver en los cafés y restaurantes de Culiacán.

“No se veía que fuera alguien que buscara problemas, por lo regular llegaba al mismo restaurante de la colonia Chapultepec acompañado de su madre doña Leticia en un Mustang del año”, relata un ex trabajador.

En noviembre de 2013, cuando cruzada la frontera para hacer las compras navideñas, fue arrestado en la garita de Nogales por agentes de la DEA. Su esposa y sus hijos fueron puestos en libertad y volvieron a Sinaloa. A Serafín se le acusó de la importación de 100 kilogramos o menos de cocaína y mil kilogramos o menos de mariguana a territorio estadounidense.

Los otros hermanos en prisión

El Mayo Zambada, además, tiene otros dos de sus hijos en prisión. Se trata de Vicente Zambada Niebla, hijo de su primera pareja Rosario Niebla Cardoza, quien ha sido sentenciado a 15 años de prisión en la Corte Federal de Chicago, y que podría obtener su libertad en 2024.

En cambio, Ismael Zambada Imperial, El Mayito Gordo, todavía se encuentra litigando un amparo para no ser extraditado a la Corte Federal de San Diego, en donde se le acusa junto con su padre, otro de sus hermanos e Iván Archivaldo Guzmán Salazar, hijo de El Chapo, de traficar cocaína y mariguana. Actualmente se encuentra internado en el penal federal de Puente Grande, Jalisco.

El único hijo que no se encuentra en prisión y quien ha adoptado desde hace años un bajo perfil es Ismael Zambada Sicarios, El Mayito Flaco, quien ha sido considero como la DEA como sucesor natural de la organización que todavía dirige Zambada, el único de los decanos del narco que nunca ha pisado una cárcel en más de 40 años de trayectoria en el mundo del crimen organizado.

Con información de EFE y AP



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