CDMX, - La mujer prestaba sus servicios a los cabecillas de cárteles rivales, quienes al darse cuenta que jugaba para los dos bandos, no lo dejaron pasar por alto

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Le rezaba a la Santa Muerte, adivinaba el futuro y leía las cartas a narcos y huachicoleros (traficantes de combustible), pero “la bruja”, como le decían sus vecinos, no pudo predecir la cruel forma en la que sería asesinada.


La mujer fue encontrada ejecutada junto con un hombre el 3 de mayo en su casa, en el barrio Las Margaritas, de Abasolo, en el estado de Guanajuato, de acuerdo con informes de la Fiscalía del Estado, le prestaba sus servicios a integrantes del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) de Nemesio Oseguera “El Mencho” y al Cártel de Santa Rosa de Lima de José Antonio Yépez Ortiz “El Marro”, ambos se disputan el tráfico de combustibles y de droga en la entidad.

Según medios locales, la víctima era conocida como “la bruja“ porque se dedicaba a la práctica de actividades paranormales y ofrecía “hechizos” de protección a integrantes del crimen organizado, principalmente al CJNG.



Informes las autoridades señalan que en la casa de “la bruja” también estaba el cadáver de un hombre que la ayudaba con sus rituales, los dos cuerpos yacían ante un altar adornado con elementos de brujería. 

De acuerdo con testimonios de vecinos, el día que la asesinaron llegó un grupo de sicarios en tres camionetas e inmediatamente empezaron a disparar adentro de la vivienda.



Antes de irse, los sicarios saquearon la casa para aparentar un robo, sin embargo, no tocaron los altares ni las ofrendas que estaban dedicados a santos paganos como la Santa Muerte y Jesús Malverde, a quien se le considera el santo de los narcotraficantes, adornados con veladoras, vasos con agua, cartas, manzanas y un pequeño ángel de metal.

En México, la figura de la Santa Muerte y Jesús Malverde son comúnmente utilizadas por delincuentes y narcotraficantes pues según sus creencias, tales figuras brindan protección contra la policía e incluso morir.

“La bruja” es otro ejemplo de las creencias religiosas dentro del crimen organizado. Sin embargo, entre los narcos existen clases y dependiendo del lugar que se ocupe en la estructura es el santo al que se encomiende.


Los grandes capos, afirmó, siguen teniendo una estrecha relación con la Iglesia Católica. Mandan construir templos, los curas van a los bautizos de sus hijos y como son personas de mucho dinero, su posición económica les da acceso a la cúpula y eso ha desatado desde el asesinato del Cardenal Posadas –Juan Jesús Posadas Ocampo, asesinado en 1994 en un fuego cruzado entre dos cárteles- una discusión muy amplia sobre el tema de las narco limosnas.

Malverde es un santo de la clase media del sector criminal, que son como los trabajadores del narco que tienen que moverse de un lugar a otro y que encomiendan al él muy frecuentemente. Muchas de las placas –de agradecimiento por milagros concedidos- en la capilla de Malverde marcan una ruta, como de Irapuato a Chicago, De Culiacán a Nueva York, y estás placas son principalmente de las mulas y la gente que transporta drogas en los camiones.

En el caso de la Santa Muerte, el rango de creencia está entre los secuestradores y personas que se dedican al robo, pero también se ubica entre la estructura más baja del narco como son los sicarios y los llamados halcones –quienes vigilan.

Ambos figuras son también motivo de culto en otros países, como Estados Unidos y Colombia, donde incluso tienen templos.

La fe dentro del narco depende del trabajo criminal que se realice pues entre más estresante e intenso sea, se necesita de una figura más fuerte.

Con información de EFE y AP


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